(…y al gallinazo que por allí cruzó)
José Cisneros Mendiola
Corría el año 1967, estábamos ya en recta final para ser expulsados del útero escolar y, como parte del syllabus de Instrucción Pre-Militar (… uno nunca sabía cuándo los chilenos se iban a meter hasta Arequipa y los Monos hasta Mansiche, así que había que estar preparados), el cachaco nos dijo que nos tocaba hacer una práctica de tiro de a verdad con el Fusil Máuser Original Peruano 1927 (… reliquias de la Primera Gran Guerra Europea que en gran lote habían llegado a nuestro país durante el gobierno de Sanchez Cerro junto con unos tanques Sherman 1914, y camiones porta-tropas Ford T).
Y llegó el día, del que no me acuerdo la fecha, en que en uno de esos mismos camiones porta-tropas Ford T fuimos movilizados a los arenales aledaños a la Zona Rosa. Portábamos seis de los susodichos Máuseres (… pero sin hueco, esos sí disparaban), con un parque de municiones como para que cada uno disparase cuatro veces. Previamente el cachaco había exigido a cada uno que llevase su blanco respectivo: una silueta dibujada sobre un pliego de papel blanco de envolver, con círculos concéntricos en color negro (…el Loco le había incorporado al suyo ojos, nariz y una amplia sonrisa).
El asunto era dispararle a ese blanco a cincuenta metros en posición de rodillas y a cien metros tendido. Los seis que hiciesen el mayor puntaje sumando rodillas y tendido, iban a integrar el equipo del colegio que iría a participar en el Inter-escolar Departamental… La pucha, había que apuntar bien, pero con esos pulsos de pajeros crónicos, al menos con darle al blanco era suficiente.
Comenzó el fuego a discreción, paso de vencedores y lo que se vio fueron columnas de tierra que se levantaban en los cerros a la izquierda, a la derecha, y algunas en la loma detrás de los bastidores.
Súbitamente y aleteando a pedo forzado se cruzó en lo alto de la línea de fuego un gallinazo, el Loco le apuntó … ¡baannggg mierda!... El ave reventó en pleno vuelo y … ¡bandangán carajo!, gallinazo a tierra. Fue el mejor tiro del día y por ese sólo tiro el cachaco incluyó al Loco en el Equipo de Tiro. Sus otros tiros habían ido: el primero a unos cactus en el cerro de la izquierda, el siguiente se le escapó y fue casi a los pies de Takiuchi y, el último sonó, pero no pasó nada…parece que fue munición de salva.
El Loro fue el segundo que por puntaje pasó a integrar el Equipo ¿cómo, por qué? ... Hasta ahora nadie se lo explica. Chicamero fue el tercero, lo consiguió gracias a que me pagó diez soles para que disparase por él. El cuarto, Nelson Jr. quien lo máximo que había disparado antes era su rifle de lata con pita y corcho cuando usaba pantalón corto, cuello redondo y corbatita michi; el pendejo le hizo cuatro huecos al bull con un lapicero y luego les pasó cigarro prendido. Los otros integrantes, el Perro y el Negro sí lo consiguieron por tiros reales y mérito propio pues los dos habían ya disparado antes, desde osos hasta marmotas paijaneras.
Faltaba una semana para el concurso y el equipo tenía que entrenar. Todas las mañanas de esa semana John McGillis nos dejaba tempranito en la mañana en un arenal de las afueras, con un Máuser y un cajoncito de madera con munición para que los seis disparásemos todo lo que pudiésemos. Tan luego se iba nos dedicamos a dispararle a cuanta ave cursaba por los cielos o cuanta huevada veíamos a lo lejos… si hubiésemos visto algún burro… ¡bandangán! hubiese sido burro muerto.
Y llegó el día del concurso, fue en el polígono de Casa Grande, donde bien a las casacas cazadoras nos presentamos con el cachaco; eran veintiuno los colegios que participaban procedentes de todo el Departamento de La Libertad. El cachaco con plena emoción y voz firme nos arengó:
- “Muchachos sé que ustedes son los mejores y van a dejar bien en alto el nombre del San José Obrero. ¡Si ganan les pondré 20 en IPM, pero, si no ganan, se joden conmigo carajo!”
- “Cisneros, no la vaya a cagar, disparé como debe hacerlo, si no… ya sabe carajo lo que le pasará”.
Era mi vida y mi nota las que estaban en juego: Apunté y vi no una silueta sino “un venado cachonazo de 36 puntas” ... ¡repummmm carajo!, ¡sonó como un cañonazo de la Torre de la Merced en el Combate del 2 de Mayo!... Salvé mi nota, quedamos séptimos, el cachaco nos mentó la madre, pero no nos jaló, nos puso once en IPM al fin del año.
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Despues de la competencia |
JCM
ResponderBorrarMe interesa mucho poder contactarlo.... le agradeceré mucho me lo permita. Mi correo es luzmaperezc1978@gmail.com
ResponderBorrarMe he reído demasiado...
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