Armando Ganoza
Corría el año de 1,965, diciembre 28 para ser exactos y un grupo de los salientes de 3ro. de media que nos apuntamos para ir de intercambio a USA, viajamos por Chinchaysuyo a Lima para el trámite de la visa. Llegamos temprano como era lo acostumbrado, con el muñeco duro por el sueño y el viaje, acompañando nuestro incomodo despertar con el acariciante olor a mierda y meaos del jirón Apurímac, donde quedaba la oficina de la ya desaparecida Cía. de transportes.
Par de horas más tarde ya estábamos en las oficinas de la Embajada gringa para los papeleos correspondientes, bien secundados por los curas de turno (creo que John y Henry).
Aburridos por la espera y todavía picaculos, entablamos la acostumbrada jodienda: insultos a los Chujones, burlas a Edo, a Bueno, pollos a la espalda del que se descuidaba y así cojudeces por el estilo, propias del desaforado año de tercero de media.
En un descuido, característico de lo distraído del Locazzzo, dejó sus documentos en un file por ahí tirados y... rápidos y rapaces cual águilas al acecho, Abelardo y yo caímos sobre el y tardamos menos de lo que dura el pan en la boca del perro en desmenuzar la papelería y enterarnos del contenido.
Había todo tipo de documentos, sus certificados de estudios con unas "notazas", certificados de conducta, estados de cuenta bancaria, títulos de propiedad de los inmuebles, etc., etc., y... la partida de nacimiento, en esas hojas a manuscrito de algún secretario de la municipalidad distrital de Coishco, provincia del Santa, Departamento de Ancash.
Fue así como nos enteramos que nuestro celebérrimo Locazzzzo lleva por nombres JAIME OSCAR CHRISTIAN RICARDO EDUARDO.
Un gran saludo para Jaimito y para todos ustedes, carcamancitos gallardetes de la 7ma.
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