9.5.16

Carta Abierta - 2002

José Cisneros


Querido Pájaro Chilalo:
Con todo lo que escucho a diario en consulta, asumía que ya nada existía que me pudiese dejar pasmado respecto al grado de acojudamiento que un ser humano es capaz de alcanzar. Pero, como Micky y yo te comentábamos anoche cuando llamaste desde tu guarida en Miami mientras teníamos sentadas en nuestras faldas a sendas ricuritas con shorcitos anaranjados y politos blancos super-small, hay gente en la Promoción Chaminade '67 a las que los huevos aún no les descienden.
Repasemos una vez más uno por uno:
El Can: Bueno, sabemos quién es el amo que ronca (…como siempre roncó) en esa casa (…la que te jedi). Aunque hay que otorgarle el beneficio de la duda pues, cabe la posibilidad que la abanicada de tetas que a tí te costó s/ 50.00 para que se la hicieran en Las Suites de Barranco, haya dejado en él un trauma medio enrevesado entre placer y espanto, desembocante en una postrante desilusión cuando se enteró que las palmeadas de pechuga que le hicieron, en realidad, habían costado plata y, esta vez, no quería exponerse a la misma desilusión.
Sabemos que lo de su brother Calolo fue dedo.
El Locazzo: O es mátalas callando o la libido no es asunto de su incumbencia. Intriga a muchos el nivel de supuesta ecuanimidad que nuestro perturbado amigo ahora tiene, a un punto que ya es para envidiarlo. Yo me tiré 10 días en silencio sentado en el piso con los ojos cerrados para ver si alcanzaba la búdica ecuanimidad, mientras que a este trastornado, sin tanto despliegue, se le ve imperturbable (... ¿no habrá entrado en estados autistas?). Imagino allí radica el nulo interés que tuvo en gastar tiempo en un boliche como Hooters.
El Ciego: Desde el balcón de los Muppets, junto con el Abuelo y el Flaco, constituye nuestra trilogía gerontocrática que, en realidad, para huariques de chiquillas medio descubiertas ya no están. Para ir a dormir a un ruidoso sitio como Hooters, dice que prefiere quedarse reposadito en su casa, durmiendo a ronquido tendido y ahorrarse una mala noche que no le va a significar más soles al día siguiente.
El Abuelo: El que más me sorprendió su inasistencia pues, será todo lo viejo que quieran, pero el picarón sigue más fuerte que nunca, más aún si se trataba de verse rodeado de terneritas que aún emanan la fragancia de la carne fresca y joven, bálsamo rejuvenecedor de todos los barba azul de la guardia vieja. En realidad, viéndolo bien, no veo por qué tengamos que cuestionar su inasistencia, el viejo mejor que nadie sabe hasta qué límite de infarto puede exponerse.
 El Flaco: En el fondo en el fondo, pienso que él es el único realmente excusable. Número uno, ya ni nos reconoce, es ya un inimputable en su nebulosa. Y después, pensar en llevarlo a un loco sitio de esos, sentarlo en una silla y presenciar cómo se queda mirando al vacío, creo que sería de muy mal gusto (...hasta cruel diría yo), algo así como sacar a pasear por Miraflores a las momias de la familia. Y pensar que el Flaco fue el más energético, decidido y audaz cuando se trataba de este tipo de establecimientos. ¡¡¡Vanidad de vanidades, así es la vida!!!!
                             (…Eclesiastés, Cap. 8, Versículo 114).

Gastón: Ni cagando que iba a gastar plata por pasársela viendo chiquillas ricas a las que no iba a poder ponerles un dedo encima, pues se exponía a que saltasen unos negrazos que lo sacasen del lugar y afuera le sacasen la mierda una vez más, tal como le sucedió en Trujillo tiempo atrás. Cojudo no es, así que él ahora prefiere pedirlas en delivery a su depa en Chorrillos.  

Pocho: Bueno pues, si Pochito ahora sólo abre su correo a partir de las 3.00 am cuando ya sus chicos están profundamente dormidos, previniendo que pudiesen ver alguna garotiña o un punto de oro, que algún infaltable morboso de la promo pudiese mandar a toda la lista. Cómo mierda se nos ocurre que se va a exponer a dejarse ver en un sitio público donde las meseras se suben a tu mesa y bailan el hula-hula, ¡¡¡ni cagando pues!!!

Como verás mi querido Chilalo, con nuestros compañeritos ya no podemos contar a ojos cerrados. He tomado conciencia que de ahora en adelante las reuniones tendré que convocarlas a lugares muy específicos: El Restaurante Astrid & Gastón acompañados de sus esposas, el Café Voltaire en horas de la tarde, la Granja Villa acompañados de sus nietos, la Tiendecita Blanca no después de las 6.30 pm, pues, a partir de esas horas comienza a desfilar el ruquerío por alrededores; audazmente aún al Old English Toffee Bar del Country Club, y aún caleta, a los wantanes del chino del Regatas.

Lo que sí te garantizo es que cuando vengas a Lima a visitar a todas tus chocheras, Micky volará de su Tacna para, los tres, ir a joder por todo Lima, comenzando con unos previos en su depa en Camino Real, de allí a alborotar a todas las flacas del Hooters en Larcomar, para luego ir a coronar con las forajidas de Las Suites de Barranco, después de todo, por allí ya nos conocen y recuerdan.

Un abrazo,

El Negro

El Diario del Negro - Reunion de los 35 años

José Cisneros






27 de Junio del 2002

Qué rápido pasa el tiempo, con una aceleración que la hubiese querido ver cuando tenía que soplarme las clases de matemáticas, física y química, en las cuales –todos saben- no fui exactamente un alumno destacado. En esos días mi concentración no estaba en el Frentón explicándonos el triángulo isósceles, o en el Chanchito con la fórmula del ácido sulfúrico, sino en el lentísimo minutero del reloj de la clase, así como en el observar por la ventana el momento en que el cura Roberto Knopp se acercaba a la Secretaría para tocar el timbre de recreo…qué alivio, qué felicidad, ¡¡¡qué delicia!!!

En aquel entonces cómo deseaba que el tiempo volase, mas ahora constato que voló bien rápido y ya han pasado treinta y cinco años. Por eso mismo la Chaminade 67 ha venido preparando este fin de semana de celebración en Trujillo y mañana nos vamos para allá. Lo único que nos ha desconcertado y bajado un poco el alboroto, ha sido que el Chilalo (…con quién siempre el alboroto es mayor) nos ha anunciado que no va a ir. Pocho le cree la excusa de que se debe a una entrevista ineludible de trabajo. El Perro dice que ni cagando, que lo que pasa es que es un pisado al que la novia no lo deja ir (…pienso que algo de eso hay). Para el Loco el asunto se debe a que tiene que cuidar a las hijas el sábado en la noche (…le han salido cueritos y hay demasiados marabuntas sueltos …algo de eso también hay). Pero la verdad, la verdad es que sigue con arresto domiciliario por el asuntote de las cutras del banco y los fines de semana lo enmarrocan al catre.

Es una lástima que el Chilalo no vaya, el siempre es el que pone de la buena, lleva la batuta en la chacota, me agarra de punto a mí, y despierta en todos un cariño transgenérico hacia él. Como se acerca su cumpleaños (…3 de Julio) ya veremos cómo celebrárselo, le bajaré un billete a sus custodios y lo podremos sacar un rato de su casa.

28 de Junio del 2002

Hoy día salimos para Trujillo, el punto de reunión es a las 9.30 am en casa del Can, el cual ira con Linda su entrenadora. Gastón Romero de la Puente y Belaunde está poniendo un bus de turismo que dice que tiene hasta jacuzzi, aparte de bar y baño. Pienso que el jacuzzi no nos será necesario, mas lo segundo y tercero por cierto que sí. El único que no chupa es Tito porque Gaby, dulcemente no lo deja, a todos los restantes hay que quitarles la teta de la boca.

A las 10.30 am salimos todos los que fuimos en el bus: Aldo y Linda, Pocho y Rocío, Tito y Gaby, Micky y su hija Sheila (…que pena que sólo tuviese 16 años), Rody (…que cumplió su amenaza y vino de Denver), Guillermo (…rogamos porque pudiese controlar sus esfínteres), Gastón y yo.  Por avión fueron el Pamper, Amalia y Jaime (…el cual evaluó costo beneficio y decidió que más dinero ganaba vendiendo motores en la mañana y yéndose en avión por la tarde).

No bien salimos y ya el Marrano Roger me estuvo llamando por el celular para preguntarme a qué hora llegábamos. Por cierto, la misma expectativa que tenía él y los otros trujillanos por vernos, la teníamos nosotros por verlos a ellos. Siempre todos nos quisimos mucho y este fin de semana ya estaba siendo emocionalmente especial para cada uno de nosotros.

Como era de imaginar, todo el viaje fue el deshueve. Rody y Guillermo, cual muppets, se apoltronaron en dos asientos de adelante y no se movieron ni para el baño (…el Abuelo estuvo bien fajado). Conversé buen rato con Sheila y vi que no sólo era de cara bonita, espiritualmente lo es por igual, a Micky lo quiere no se imaginan como, y a él la baba se le cae con la misma magnitud, lo felicito porque cariño nunca le va a faltar…se lo merece.

Tito y Gaby mostraron fotografías de un viaje a Suiza y Grecia del cual habían acabado de regresar. La verdad que Tsekub, con la cara cada vez más vieja que está adquiriendo, se le veía en las fotos como un rezago sobreviviente de los tiempos helénicos. Entre la arribada de las Europas y la salida para Trujillo, el lapso se le hizo muy corto y no le dio tiempo para remojar la cabeza en Miss Clairol, por lo que estuvo con los cañones blancos en contraste con el marrón medio caoba que ahora ha adoptado por color de cabello.

Durante el viaje no paramos en ningún momento por lo que nos alimentamos sólo con: chocolatitos suizos y whisky escoses. El Marrano no dejó de llamarnos por el celular así que, cuando ya estábamos a la vista de Trujillo, le dijimos que diese la orden para que encendiesen los castillos, la banda de Moche comenzase a tocar “Trujillano soy” y la del B.I Pucará # 37 el “Concha Perla”.

Arribamos a las 6.45 pm y directamente nos dirigimos al Hotel El Golf donde nos hospedaríamos. Allí ya encontramos al ex-Enajenado con Amalia y también al Pamper, al cual no sé cómo su mujer lo deja andar solo (… la carne tienta y el espíritu es tan flaco como él) aunque –tal vez- pudiese ser que sólo se trate de pensamientos cochinos míos. Dios me perdone por la falta de fe en la virtud de mi amigo.

Quedamos en reunirnos en el lobby a las 8.00 pm ya listos para irnos al Club Central donde nos reuniríamos con los anfitriones. Nos repartimos en nuestras habitaciones y, a falta de esposa propia, me tocó de roommate a Rody, cosa que puede ser tan estresante como el martilleo al oído de una esposa jodiendo. Mas, como ya habíamos comentado en el ómnibus, a éste lo encontrábamos grata y sorprendentemente tranquilo, maravilla del cielo que atribuíamos a una de estas tres posibles causas: Primero, los años transcurridos le trajeron la cordura que no pudieron ni las lágrimas de su mamá, ni las amenazas del Cachaco Guevara, ni el dejarlo calato tirado en la nieve de San Luís. Una segunda podría ser que la transculturización sufrida a lo largo de treinta y dos años de vivir entre gringos lo habían tornado cuasi-cojudo. Y una tercera que nos dejó preocupados, fue el que hubiese sufrido una isquemia cerebral, quedando condenado a ser un lento.

Fuese lo que fuese, el asunto es que lo encontramos sumamente llevadero, por lo cual no protesté por tenerlo de roommate, más bien sirvió para tener excelentes ratos de conversación que no habíamos tenido por tantos años. La única observación fue que roncaba como tren de sierra, felizmente yo me duermo rápido y profundo.



Como era de suponerse, no nos presentamos al Club Central a la hora acordada donde ya nos esperaban para darnos un cálido recibimiento: Diego y Carolina, Roger e Hilda Rosa, Richard y Cecilia, Carlos y Nena, Victor G. y Sra. y Eduardo +. Los encontré deteriorados en razón directa a la simpatía que desplazan, es decir…un huevo.

Roger, obsequioso por naturaleza, estaba ofreciendo toda la velada así que –como era de imaginar-  fue a todo meter. Comenzamos con las fotografías formales de rigor que salieron estupendas (…parece que el fotógrafo me tuvo muy en cuenta y supo jugar bien con el flash pues, se me nota bastante claro) La cena fue a la luz de candelabros de 24 velas, donde a las damas se les vio más bellas que nunca, mientras que los claros y oscuros del parpadear de las luces hacían que el Flaco y Tito pareciesen personajes de la Familia Monster en una nocturna cena en Transilvania. Mas si Abelardo (clon del Tío Cosa) hubiese estado presente así como el Cupisnique Radas, el aquelarre habría estado completo.

El Club seguramente tuvo que reforzarse también con toda la cubertería que los socios tenían en casa pues, se dispusieron tantos cubiertos para cada uno de nosotros como nuevos cabellos tiene Micky desde 1995. Ese fue el mejor anuncio que el menú seleccionado para la ocasión sería como para Cena de Coronación, y así fue. No obstante, las dos entradas servidas y los dos platos de fondo, al Abuelo le quedó suficiente espacio para aceptar que le pasasen los respectivos lomos en salsa bernaise, que a su diestra y siniestra Pocho y Diego habían desistido de engullírselos (…viejo que come no muere). El mousse de lúcuma estuvo magnífico y los tintos españoles y los blancos franceses exquisitos. Aldo dirigió una oración al inicio y, posteriormente, las palabras de rigor fueron dadas por Hilda Rosa y quien escribe (…todos resaltaron que mi color oscuro no era óbice para que dirigiera la palabra en cena de blancos).  En ellas hice un recuerdo de los ausentes y resalté la necesidad de explicitar los sentimientos que guardamos, siendo justamente por ellos, el que entre nosotros mantuviésemos tanto cariño; fui muy bien secundado por palabras de Aldito. Rody también hizo mención del bienestar que sentía por estar reunido con nosotros (…y nosotros con él, por cierto).  Para el plus café servido en el patio ya hubo poco espacio y menos cabeza, así que siendo las 11.30pm…calabaza, calabaza. Unos a sus casas, otros al hotel y Gastón…a hacer las estaciones de discoteca en discoteca.

En una, dizque muy decente, encontró a una morena glamorosa, de verdes ojos, pechos desbordantes, perfilada cintura, cimbreantes caderas y culo de perdición. Aunque era fornida, de mandíbula cuadrada, voz gruesa, bíceps marcados y piernas ásperas, nuestro Gastoncito no sometió a la morena a elemental certificación para ver si ésta venía con sorpresa o no. Sacro error que lo pagaría con su billetera, un ojo morado y su pudor casi perdido, pues al salir con ella (él… en realidad) con dirección a un hostal al costadito de la Catedral, donde pensaba pasaría una noche de pasión delirante; lo esperaban otros dos negrazos –tipo prófugos de la Isla del Diablo- que lo cargaron en vilo y lo introdujeron a un Tico que llevaba en el parabrisas delantero la inscripción: “Vamos pa’ Chincha familia” y en el posterior: “Protégeme Beatita de Humay”. Lo llevaron a la playa de Buenos Aires y si no hubiese sido por sus llorosas y emotivas súplicas hincado de rodillas, hoy día estaríamos teniendo a un Gastón con el ano desbocado, pues los morenos habían decidido pasarlo por las mismas armas que él mismo pensó usar con la despampanante morena esa noche que terminó tan accidentada para él.

Nota. - No sentó denuncia policial al saber que habría tenido que someterse a examen de Médico Legista, asunto mismo que nos ha dejado dudas sobre el total y verdadero desenlace del incidente. Como nadie habló, callaremos para siempre.


29 de Junio del 2002

Nuestro segundo día de celebraciones.

El que Rody, mi roommate, muestre ahora un catatónico comportamiento no le ha quitado la locuacidad que siempre adoleció. Por eso mismo, a pesar de que habíamos conversado hasta las 2.00 am, cual toque de diana, a las 6.00 am comenzó a hablar de nuevo, por lo que tuve que dejar de dormir. Teníamos la mañana libre hasta la 1.00 pm en que nos iríamos a la casa de Roger para un almuerzo que ese día también nos ofrecía a todos. En el intermedio salimos individualmente a la ciudad, Gastón se quedó a tomar sol al borde de la piscina con un bistec crudo en el ojo, mientras que el Loco y Amalia pedían el desayuno al cuarto y colocaban en su puerta el cartelito de: ¿¿¿Please do not disturb…??? ¡¡¡…buena Locazo!!!

A la 1.00 pm en punto nos reunimos todos y nos dirigimos a la casa del Marrano que está a unas cuantas cuadras del hotel. Fueron llegando los restantes mientras hacíamos correr por nuestras gargantas, uno tras otro, pisco sours que estaban fuera de serie. Rony Grijalba también asistió con su señora, detalle que le sumaría aún más simpatía al evento. Y por cierto que fue todo un gran evento. Los almuerzos en casa de Roger siempre tienen rasgos fellinescos, hay abundancia de: comida, bebida, diversión y simpatía. Si los ubicásemos en épocas romanas, seguramente que también tendrían: enanos saltimbanquis, vaporosas bailarinas, leones... y yo estaría jodido…me tendrían de negro esclavo abanicándolos con plumas de avestruz. De todas maneras, un buen rato Carolina Ganoza, Aldito tu papito y yo, nos pegamos a los micrófonos instalados y nos dedicamos a apoyar al sobresaliente e incansable cantante y su piano electrónico, contratados para no dejarnos un segundo sin música del recuerdo. Todos cantamos, bailamos, comimos, chupamos, reímos y nos sentimos felices de seguir siendo hermanos escogidos por algo más de tres cuartas partes de nuestras vidas.

Como la gula no está dentro de la lista de pecados capitales de los Gabuteau, a las 8.00 pm se sirvió un chifa que compitió en exquisitez con el lechón y cordero asado al carbón que habíamos almorzado. A eso de las 10.00 pm las esposas presentes estaban con caras de “ya vamos” mas tuvieron que esperar a que acabase una rueda de conversación que como acto final estábamos realizando en la terraza. Y así a las 11.30 pm nos retiramos a nuestras madrigueras.  Pero cómo son los contrastes generacionales: estábamos de entrada al hotel mientras que Sheyla, la adolescente hija de Micky, estaba de salida con la menor hija de Roger, las cuales habían congeniado muy bien. Micky puso cara de “aquí no pasa nada, no hay de qué preocuparse” pero con las mismas nos dijo al Flaco, Jaime, Pocho y a mí, que nos quedásemos en el lobby matando una etiqueta negra que aún asomaba contenido, mientras “su bebé” terminaba de darse una vueltecita por la Plaza de Armas.

Bueno, yo a la 1.30 am me fui a acostar recordándoles a todos que a las 6.00 am el punto de reunión era en el número ciento nueve, mi dormitorio, para ver la final del Mundial. Y así fue, a esa hora nos reunimos: Gastón, Aldo, el Chino, Rody y yo…partidazo, ¡¡¡qué bien que ganó Brasil!!!

A las 11.00 am era la hora de congregarnos para irnos a Huanchaco a almorzar pescado como actividad final antes de enrumbar para Lima. Momentos antes se aparecieron Diego y Roger, el cual bajó cuatro botellas de Moet & Chandon Brut, la manera más fina de empezar el día.

Ninguno de los presentes lo sabía, mas ese día se celebraba también el Día del Orgullo Gay y fue el mismo Roger que ¿¿¿propuso un solemne brindis por la fecha…??? Tan machito que parecía y ya le entró al asunto…a la vejez viruela.

Preguntábamos por los Antúnez que estaban siendo los rezagados cuando una de las damas presentes, muy en voz baja y con una sonrisita medio cómplice, reveló que Amalia les había contado que se había venido provista de una lingerie de cuero negro con cadenitas plateadas, botas altas taco doce, látigo y dos pares de marrocas. Para su Gordi había traído una trusita hilo dental, también de cuero negro. Y para tenerlo despierto y en movimiento, de las Guaringas le traía un blended de miel de abeja reina, pusanga charapa de guanarpo macho etiqueta negra, todo reforzado con maca cuzqueña Premium extra-forte. Entendimos la situación que, parece, había comenzado a la hora del final del mundial (…mañanera la parejita) y dijimos: Dejémoslos en su faena y ya cuando lleguen a Huanchaco, considerando que el Loco llegará cual limón de emolientero, le enchufaremos un chopp de leche de tigre para empilarlo de nuevo. Y es así como todos enrumbamos para la playa dejando a los Antúnez en sus circenses contorneos…¡¡¡buena Locazo!!!

A Huanchaco lo encontré pintoresco como siempre, no lo veía hacía como seis años y, con el agradable sol del día se resaltaba más el carácter de cálido balneario para descanso.

Nos estábamos ubicando en el restaurante cuando nuestra primaveral parejita llegó en taxi. Amalia traía cara de no haber dejado ninguna fantasía en cartera y Jaime una cara de caballo de cuatrero. El almuerzo marino liviano y fresco como sólo se sirven en las playas norteñas: cebiches, tiraditos, mariscos en salsas, al ajo, guarniciones criollas de choclo, camote y yuca; las damas con cerveza trujillana y los varones con botella tras botella de un bien afiatado blanco francés a 8 grados. Amalia ya con el pulso estabilizado, retomó su labor de fotógrafa que tan bien y oportunamente había desempeñado a lo largo de estos lindos días. Dirigimos unas palabras de agradecimiento a los trujillanos, a todos los presentes, e hicimos entrega de un pequeño presente de plata a Roger e Hilda Rosa por las finezas y atenciones que nos habían prodigado a todos. El, a la vez, resaltó la identificación de Rody con el grupo por haber venido desde Denver para estar con todos. Micky comprometió al grupo para que antes de fin de año, lo dejasen ser anfitrión en un nuevo encuentro, esta vez, en su heroica Tacna. Tacna prepárate porque vas a ver a Aldo y Chilalo trepándose en tu Arco en un “a ver quién llega primero” y a Pocho queriendo ir para Arica a dar un solemne y patriótico discurso desde lo alto del morro, alegando que Perú llega hasta Atacama. En ese momento, en mi interior, sentí mucha nostalgia al saber que ya no estaré para presenciar esas magistrales borracheras ni para dar fe a la posteridad de todos estos hechos a través de las crónicas de mi querido Diario; sé que habrá otro que no dejará de hacerlo.

Ya siendo las 2.45 pm vimos que era hora de enrumbar de nuevo a Lima así que nos despedimos allí mismo, en Huanchaco quedaban los trujillanos y la primaveral parejita que volaría horas más tarde. Aunque no han contado qué hicieron en ese interín, pienso que fue ya un relajado turismo citadino pues igual que Chilalo, el Gordi este próximo Miércoles 3 cumple cincuenta y dos años y ya no está para tanto trajín amatorio.

En este viaje de regreso nos acompañó la Sra. Jessica, mamá del Can. y su sobrina. También el Pamper que de rato en rato pegaba sus ronques mientras Micky lo zarandeaba para preguntarle qué estaba soñando (…qué ladilla, el Flaco lo quería matar). Las tías presentes: Linda, Gaby y Rocío dormían; Sheyla hacía figuritas de papel, mientras que los cincuentones estaban en una lora incontenible. Pero eso sí nadie chupó, sólo Coca Cola. El bus turístico de Gastón se portó como Rolls Royce, así que el gris panza de burro del cielo nos anunciaba que nos acercábamos a Lima. Y a las 10.30 pm, la humedad que en forma de neblina formaba fantasmagóricas figuras con el reflejo de las luces de los postes, nos anunció que habíamos llegado a Lima. Nos dirigimos a la casa de Aldito, punto de partida y llegada.


Ya en mi cama esa noche, habiéndome puesto una suave y mística música de coro y flauta, recorría mentalmente todo ese inolvidable fin de semana y le dije a Dios:  Gracias por haberme dado la vida, gracias por haberme dado todo lo que me has dado, gracias por haberme dado a mis amigos, no te puedo pedir más.

4.5.16

El Individuo de los Múltiples Nombres


Armando Ganoza






Corría el año de 1,965, diciembre 28 para ser exactos y un grupo de los salientes de 3ro. de media que nos apuntamos para ir de intercambio a USA, viajamos por Chinchaysuyo a Lima para el trámite de la visa. Llegamos temprano como era lo acostumbrado, con el muñeco duro por el sueño y el viaje, acompañando nuestro incomodo despertar con el acariciante olor a mierda y meaos del jirón Apurímac, donde quedaba la oficina de la ya desaparecida Cía. de transportes.

Par de horas más tarde ya estábamos en las oficinas de la Embajada gringa para los papeleos correspondientes, bien secundados por los curas de turno (creo que John y Henry).

Aburridos por la espera y todavía picaculos, entablamos la acostumbrada jodienda: insultos a los Chujones, burlas a Edo, a Bueno, pollos a la espalda del que se descuidaba y así cojudeces por el estilo, propias del desaforado año de tercero de media.

En un descuido, característico de lo distraído del Locazzzo, dejó sus documentos en un file por ahí tirados y... rápidos y rapaces cual águilas al acecho, Abelardo y yo caímos sobre el y tardamos menos de lo que dura el pan en la boca del perro en desmenuzar la papelería y enterarnos del contenido.

Había todo tipo de documentos, sus certificados de estudios con unas "notazas", certificados de conducta, estados de cuenta bancaria, títulos de propiedad de los inmuebles, etc., etc., y... la partida de nacimiento, en esas hojas a manuscrito de algún secretario de la municipalidad distrital de Coishco, provincia del Santa, Departamento de Ancash.

Fue así como nos enteramos que nuestro celebérrimo Locazzzzo lleva por nombres JAIME OSCAR CHRISTIAN RICARDO EDUARDO.



Un gran saludo para Jaimito y para todos ustedes, carcamancitos gallardetes de la 7ma. 

3.5.16

Crónicas Adolescentes I

Fernando Salmerón


Fecha: Martes, 14 de junio, 1966. 4:55pm
Lugar: Bodega de Don Celso.
Esquina de Los Granados y Los Laureles.
Urbanización California. Trujillo. 



Tomando Coca Cola y fumando cigarrillos Ducal, se encuentra un selecto grupo de imberbes con edades de trece a quince años, ubicado estratégicamente en las afueras de la bodega, cada uno con la mirada fija en un único objetivo: un automóvil Volkswagen azul, que debe llegar a las cinco en punto. Aparte del uniforme del San José, todos tienen en común un circuito hormonal de testosterona corriendo a velocidades mínimas de trescientos kilómetros por hora.

Para ubicar esta escena es preciso remontarse al año anterior cuando llegaron al colegio San José Obrero varios personajes para enriquecer el ya variopinto y surtido inventario de curiosos especímenes que conformaban la población de la promoción Chaminade 1967, como si necesitaran todavía más animales raros.

En aquel entonces, el único miembro del sexo femenino admitido en el colegio era la secretaria, muy compuestita y de mediana edad, de ojos verdes y con cierta belleza que la hacía parecer una pintura exuberante de Rubens, con piernas gruesas, talle provocativo y ese exceso de grasa característico en todos sus cuadros. No era en modo alguno una mujer sensual ni sumamente atractiva, y estaba ya en la edad en que hay que usar más maquillaje y menos minifaldas.

Aun así, la señorita Gaby fue objeto erótico en los sueños húmedos de toda aquella promoción y poderoso estimulante de esas frecuentes sesiones solitarias y culposas a las que todos se sometían – y siendo honestos, nadie podría negarlo. Quien sabe aplicaba al dedillo aquella frase recién aprendida en el curso de Historia Universal, cuando María Antonieta se enfrenta al pueblo clamando por pan:

“Si no tienen pan, coman tortas”

A esas edades, se come hasta pan duro.

Uno de los nuevos alumnos, a quien llamaremos Chepito, a diferencia de la mayoría de alumnos que se conformaba con lo que podía ver sin esfuerzo, iba periódicamente a la oficina de Gaby con varias monedas en la mano, de preferencia las más pequeñas y las tiraba hacia arriba, como si estuviera jugando y de una manera artísticamente casual lograba tirarlas al suelo simulando una torpeza finamente ensayada.

Inmediatamente exclamaba, mientras se abalanzaba al suelo a recoger sus moneditas con gran celeridad y una evidente excitación:

-        ¡Huy, se me cayeron!

De lejos parecía uno de esos sabuesos husmeando el piso, pero con los ojos fijos en su verdadero objetivo: las piernas y lo que buenamente pudiera verse entre ellas de la desprevenida Vicky, que aparentemente no se percataba de la segunda intención del incidente. Quien sabe era consciente de esto y reprimía placenteramente sus pensamientos de sentirse tan rabiosamente deseada.

Indudablemente, había cierto mérito en la creatividad y audacia de esta movida. Sin embargo, Chepito no era ni de lejos el más afiebrado de la clase, quizás el más creativo. La cantidad de muchachos que solo tenían la sexualidad en mente era probablemente muy cercana al total de ellos.

Volviendo al grupo de la bodega, parte de la rutina diaria, casi tan importante como el aseo personal o la comida era el espectáculo que ocurría cada tarde. Los minutos previos la tensión se podía hasta palpar, todos en silencio, esperando el momento crítico en que al automóvil azul haría su llegada. Las bocanadas de humo ansiosas, los tragos breves y espumosos, la tarde que caía dando un fulgor levemente anaranjado, como para calentar aún más la escena y los jóvenes completamente inmóviles, esperando.

A las cinco en punto hizo su aparición, como todos los días, el Volkswagen esperado.  Se le podía ver llegar desde dos cuadras antes y en esos breves segundos, el silencio se rompía cuando casi al unísono, se escuchaban las voces semi varoniles propias de la adolescencia, llenas de gallos y cambios súbitos de tono:

-        ¡Ahí está!
-        ¡Ya llega!
-        ¡Está a una cuadra!
-        ¡Tranquilos carajo, no hagan roche!

El automóvil siguió su rumbo y se estacionó, como siempre, en la esquina opuesta a la bodega, con la puerta del conductor hacia donde estaban todos los muchachos, y al abrirse, bajó una joven señora, ciertamente agraciada, con una breve minifalda y unas piernas esculturales. En el proceso de salir del auto, debía poner primero una pierna en el suelo, y luego la otra, lo que obligadamente tiraba de la falda hacia arriba, dando espacio a las piernas para realizar tan sencilla y esperada maniobra.




Chepito y los otros siete u ochos habitúes de la esquina, gimieron en silencio al ver tan espléndidas extremidades descubiertas. Todos los ojos la siguieron pertinazmente hasta que ingresó a la casa a la cual se dirigía.  Luego de este orgasmo mental, brevemente y con algunos monosílabos, todos se despidieron, como si no quisieran perder nada de la imagen que se les ha grabado a fuego en el cerebro y que les servirá como estimulante hasta el día siguiente, a la misma hora.

Con toda seguridad, varios de ellos se aislarán en sus habitaciones mientras la imagen aún está fresca para dar rienda suelta a las aficiones de Omán y en la próxima confesión mensual se les podrá ver en la cola del padre Hickolay, confiando que las nubes y vapores alcohólicos de los que vivía rodeado, logren obtener solo un Ave María y un Padre Nuestro como penitencia, amén de la omisión del sermón que el padre Meza les hubiera endilgado, junto con un rosario completo.

También con toda seguridad, la tarde después de la confesión, todos se reunirían en el lugar de siempre a las cinco de la tarde y sin el menor atisbo de arrepentimiento para seguir con la inveterada costumbre. Después de todo, ¿quiénes eran ellos para desprenderse de una tradición tan profundamente arraigada?

Espiritualidad Eclesial en Laredo y Anexos

Fernando Salmerón


Esta es una historia un poco azarosa de cuando estábamos en tercero de media y el Pato Aliaga organizó en las vacaciones de Agosto un campamento denominado “apostólico” para ir a los pueblitos cercanos a Trujillo a fin de evangelizar a nuestros paisanos menos privilegiados. 

Esto obviamente, fue después de botar al Chancho Quiroz y a Roberto Ganoza y de pegarle al pobre Chino Kong como 20 veces en el primer semestre. No sé si se acuerdan de las famosas frases:

-        “Chino, hasta para comprarte calzoncillos tienes que pedirme permiso a mi” 
-        “A ver Chino, quítate los anteojos…”

 En ambos casos, este era el preludio a unas cuantas cachetadas al pobre chino delante de todos nosotros. Sé que en nuestros tiempos era relativamente usual una que otra sacada de mierda por parte de los curas y profesores, pero el caso del Pato Aliaga rayaba no solo en lo humillante sino en lo patológico. Como dijo John cuando estuvo aquí en San Antonio. “Aliaga fue un error…”

Volviendo al grano, la idea era buena y a mí siempre me gustaron los campamentos, si no, ahí están los hermanos Ganoza para dar fe de esto. Si hacemos memoria, esto fue en 1965 y yo tenía recién 13 añitos. Es decir, un niño aun, que por el momento solo tenía una debilidad menor, y debo aceptarlo, era la paja, que me tenía “sorbido el seso”. Ahora todos ustedes, déjense de huevadas, porque estábamos todos en lo mismo, si no que yo era el único imbécil que lo contó. Lo peor es que no me acuerdo a quien, y el rumor corrió como pólvora.

En fin, así es la vida.

El plan de este campamento era muy simple: ir a La Pampa, Galindo y Quirihuac, recolectar a todos los chiquillos menores a 10 años, y meterles en un par de días todo el catecismo que pudiéramos, para tenerlos listos para confesión, primera comunión y confirmación el tercer día, en que recibíamos la visita del párroco de Laredo, el padrecito Serna, un curita bonachón, regordete, calvo y chatito, que andaría en sus 45 a 50 años, muy simpático y apostólico él. 

Para definirlo en términos modernos y marketeros, esto venía a ser algo así como “Aprenda cristianitud en 3 días” o “¡Certifíquese en catolicismo en solo 36 horas!”.

Mejor aún: “¡Mejore su currículum, y sea católico completo sin esfuerzo y en tiempo record!”  

De los que yo me acuerdo que fueron, estaban el Negro, el Perro, la Loca, Oscar y de otros años los dos chanchos Montalbán, (con los que tuve la desgracia de compartir carpa. Hablaban como mierda y parece que comían lo mismo porque se tiraban unos pedos horríficos toda la noche), Beto Muller, y otros jóvenes caritativos del San José que se han borrado de mi mente. Pido disculpas a los que no menciono de la clase, pero ya son 41 años que no pasan en vano. Me parece que el loro también fue.

Me acuerdo del Negro porque en Galindo nos encontramos con un par de gamonales que conocían al papá del Negro, y el diálogo fue mas o menos así: 

-        Oye, este es el hijo del Segundo, ¿qué te parece?
-        Bueno, sí, se parece un poco
-        No, yo no digo si se parece, sino ¿qué te parece?
-        ¡Ah, claro, ahora sí veo el parecido!

Yo ya conocía a los papás del Negro, siempre amables y cariñosos conmigo, y al rosquete de Bam-Bam, y pensaba: ¿cómo pueden decir que se parece, si el Negro es tan feo? No hay duda, uno es sordo y el otro es ciego.

De la Loca me acuerdo porque fue la primera vez que vi a un huevón lavarse los dientes moviendo la cara hacia los costados, manteniendo el cepillo en una posición fija. No crean que es fácil, pero aprendí no solo eso, sino a lavarme la cara haciendo lo mismo. Se necesita bastante coordinación.

Y del Perro, porque fue con refuerzos (léase Beto) que siempre fue una bella persona, y que trataba a todo el mundo por igual, excepto a su hermano Aldo, al que paraba puteando todo el día.

De los hermanos, baste decir que gracias a Dios fue con nosotros el en ese entonces hermano Eduardo Ahrens al que por cierto respeto y admiro muchísimo, y creo que Cascarón Sullivan fue de visita (este era un hermano gringo y calvo brillante que media como 2 metros). Creo que justamente para controlar alguna cagada que el Pato pudiera hacer. Parece que ya por esa época lo tenían “fichado” …

Cuando llegamos a La Pampa, todo se desarrolló como se había planeado. Algunos errores de parte nuestra al momento de enseñar el catecismo. El Negro contándole a los chiquitos el chiste de “JC y su banda” en vez de Cristo y los 12 apóstoles, o alguien que no sabía que había dos Judas, uno bueno y otro malo, pero todo se vio premiado con la “graduación” el último día de unos 20 chiquillos, en confesión, primera comunión y confirmación. Incluso me parece que hubo más de uno que además llevo “bautismo” en un curso “inmersión total” paralelamente al otro.

Por supuesto, todo terminó con una misa, que ofició el curita Serna, que también se encargó de todas las otras ceremonias. ¡Un superhombre el tipo, que bestia! Me acuerdo que lo vi llegar como a las tres de la tarde en el ómnibus del Colegio, como todo un héroe de película, todo de negro, con su sombrerito muy lindo y fino y con esa caminada que tienen los hombres que han triunfado en la vida. A mis escasos trece años, la imagen de un nuevo “modelo a seguir” quedó grabada en mi mente. El tipo se sopló bautizos, confesiones, primeras comuniones, confirmaciones, confesiones de alguno de los “apóstoles” (nosotros), la Misa, para todo el pueblo, con larguísimo sermón incluido.

En fin, que el hombre realmente chambeaba. Vamos, todo un éxito nuestro primer pueblito.

Yo contento, feliz de formar parte de este equipo, motivadísimo, hasta que el huevón del Pato dijo:

-        Por ahí he visto que algunos de ustedes no han comulgado, ¿no Salmerón? ¡En Galindo quiero que todos comulguen, carajo!

Yo no había comulgado, porque en mi conciencia pesaban algunos litros de semen. Así que me dije, (como muchas veces antes de esa – y después también) “¡Que buena oportunidad para dejar el vicio!”.

Dicho y hecho, en Galindo no veía las horas de confesarme y librarme de ese peso que cargaba, y que mejor, que con mi nuevo “modelo a seguir”, ¡el padre Serna!

Galindo fue muy parecido a La Pampa, con el agravante para mí que el chancho Montalbán grande se fue, y trajeron al chico para reemplazarlo, que se tiraba más y peores pedos que el grande. Como que tenía menos escrúpulos para sus escatológicas ventosidades. En palabras simples: le llegaba al pincho que ofendiera mi olfato y que yo lo puteara. Supongo que pensaría que su hermano ya había allanado el camino para él. ¡Craso error! Mi pituitaria estaba aún más sensible que antes. Fue algo así como echar sal a la herida. Termine durmiendo afuera de la carpa, y el chanchito tenía la concha de decirme, cuñao, ya no, ya no me voy a tirar pedos. ¡Yo, huevón, y él, mentiroso de mierda!

Pasando al tema de fondo, entre otras actividades como conato de robo por parte de algún serrano pendejo, el descubrimiento de unos animales que solo había visto en los libros: alacranes, ver la quema de un campo de caña, y ver al primer chilalo de verdad, hicimos nuestro evangelizador trabajo. El tercer día llegó el cura Serna a paso de vencedores, ¡y que bruto! De verdad parecía un ejecutivo, o mas bien un capitán, recibiendo el parte de la situación en el frente, pensando para si como 20 cosas juntas, definiendo las estrategias, a quien confieso antes, donde hacemos la misa, donde la confesión, tenemos la logística en orden, ajustemos los relojes, señores: a las 17:00 empezamos la misa de todas maneras. ¡Yo tengo rosario en Laredo a las 7:30 así que todos a cumplir con su deber!   

Por supuesto, los primeros en confesarnos éramos nosotros. Baste decir que no fui el único y que mis pecados no eran diferentes a los de los demás, ni en tipo ni en volumen. Pero yo tenía ya esa dudosa reputación, y yo mismo creía por ese entonces que el único con ese problema era yo. Ah, y Gabuteau, porque una vez después de clase en el salón me confesó que le daba a la Manuela con más entusiasmo que el que ponía para ajustarse la corbata. El lamentablemente difunto Cholo Castro, intervino y por el contrario tenia ideas de avanzada: se preguntaba como seria si los orgasmos duraran una hora, y el enterado Roberto Ganoza le decía, noooo, ¡si durara tanto te volverías loco! Yo ávido de aprender, me encontraba bebiendo de las fuentes de la sabiduría.  ¡Que privilegio!

En fin, me parece que uno de los primeros en confesarse fue el Negro, y por supuesto, a preguntarle, porque en esas épocas aún era varoncito, pero además chismoso.

 Y le digo:

-        ¿Qué te dijo? Obviando toda mención al pecado carnal que nos llevaba a todos al confesionario.

Y me dijo:

-        ¡Huy, manito, un sermonsazo!

Por supuesto yo no esperaba menos de mi nuevo “modelo a seguir”, así que con la honestidad en la frente (que como todos ustedes saben, era y es muy amplia) me presento ante el curita, me arrodillo, y aún recuerdo claramente que después del Ave María Purísima y eso, le dije: Padre hace un mes que no me confieso, y (nunca supe bien como decirlo) y he pecado contra el sexto mandamiento. Me preguntó: “¿Sólo o acompañado?”

Qué más quisiera yo que fuera acompañado, pensé, pero me arrepentí de inmediato, y conteste: “Sólo, Padre”.

 Baste decir que nunca escuche tantas diatribas contra la paja. La que más me impactó fue esta frase:

-        Si pudiéramos pesar en una balanza tu memoria de hace un mes y la de ahora, verías la gran diferencia que hay y de inmediato dejarías de hacer lo que estás haciendo.

Yo siempre presumí de buena memoria y este argumento me agarró de frente y bajó hasta los núbiles huevos en una especie de calambre involuntario, que les decía: ¡se jodieron, carajo! ¡Desde hoy, a dieta! ¡Ya saben huevones! ¡Y nada de mañoserías ni pendejadas como que me pica un poquito aquí abajo, o tengo que echarle más jabón al pájaro en la ducha, que los pongo en un cinturón de castidad y se joden! (Amenaza que mi padre me hizo una vez a raíz de una conversación que tuvo con el Pato de mierda, que le dijo poco más que ¡yo era el “más más” de TODO el Colegio!

¡Puta Madre, hasta ahora me amargo cuando me acuerdo! ¡Pato Concha su Madre! ¡Y fue a mi casa a decírselo! Creo que fue con alguno de ustedes, pero Dios ha querido que lo borre de la memoria para no guardar un mal recuerdo de ningún amigo. (Aunque creo que fue Richard)

Salí contrito y arrepentido del confesionario y dispuesto a iniciar una nueva vida. Así de cojudo es uno a los 13 años. La vida recién empezaba, pero yo quería iniciar otra…

La operación Galindo termino sin mayores incidentes, salvo los pedos del chanchito, que ya se habían hecho famosos en todo el campamento. Y todo el mundo se maravillaba de ver cómo me ofrecía de voluntario para hacer guardia en las noches…

Finalmente llegamos a Quirihuac, la metrópoli del contorno. Comparada a La Pampa y Galindo, estábamos en una verdadera ciudad. ¡Tenía Plaza de Armas y hasta caño de agua en la plaza, además de Iglesia! Uno de los lados de la plaza limitaba con una cancha de fútbol, así que ya se pueden imaginar. Creo que tenía fácilmente mas de 500 habitantes.   Aquí fue donde Ahrens, que era hermano todavía, se amargo conmigo por fumar mucho y decir muchas lisuras. ¿Pero acaso no se daba cuenta el buen hombre que estos eran signos de hombría que se llevan orgullosamente a los 13 años?  Decidí perdonarlo porque era un buen tipo.

En Quirihuac, ya instalados, empezamos todos los preparativos para la rutina evangélica, en la que ya éramos maestros. Conseguimos aquí como a 40 chiquitos, y la verdad, que lo hicimos muy bien. En dos días los tuvimos a punto, con su catecismo completo, y todo lo necesario para que nuestro padrecito Serna viniera a ejecutar su parte, que prometía ser de magnitud impresionante.

La noche antes del tercer día, de pura casualidad escuché al Pato Aliaga conversar con Ahrens, y estaban los dos empinchadísimos porque el cura les había mandado decir que le era imposible asistir por sus múltiples actividades en su parroquia y que las había venido descuidando. Ahí fue que escuché a Ahrens decir lisuras también y al día siguiente se lo hice acordar, con lo cual se empinchó más todavía. No sé si por escuchar conversaciones ajenas o porque un mocoso impertinente lo paraba jodiendo. Parece que el Club de Madres de Laredo, la Asociación de Devotas de San Judas Tadeo, y la Cofradía de la Virgen de la Puerta reclamaban sus servicios, amén que el cura Juan Ignacio le quería dar unos “consejitos”.    

El caso es que el curita no venía. Al día siguiente a las 6 de la mañana, todo el campamento sabía de la deserción del cura. En algún momento el Pato tuvo la brillante idea de traer a Jordan. Con todo el cariño y respeto a Papapa, hasta yo me daba cuenta que eso era una cojudez.  En eso Ahrens, armado él, se subió al ómnibus y se fue a Trujillo con el Pato, porque a este huevón no lo dejaban solo. Mientras tanto, nosotros nos dedicamos al hueveo, y yo sobre todo a dormir mientras el chanchito no estaba cerca.

Como a las tres de la tarde, llegó el ómnibus, con Ahrens, el Pato y el cura, que esta vez no tenía cara de buenos amigos. Lo que a mí me había parecido esa tez morena, curtida, del hombre que ha trabajado en el campo repentinamente se convirtió en un color gris amarronado. La sotana al viento y el sombrerito tan mono no me lo parecieron tanto. No sabía a qué atribuirlo, pero el asunto es que a mi “modelo a seguir” se le veía muy cambiado.

Yo pensé: claro, cualquiera se encabrona, si con todo lo que tiene uno que hacer, encima lo meten a un ómnibus a la fuerza y lo traen a este pueblo de mierda. Seguro que el Pato lo ha amenazado con chaira – así como nos contaba que hacia cuando él era miembro de los “Gatos Pardos”. No tengo que decirles que por esa época, yo y todos ustedes, le creíamos sus mentiras a este cojudo.

En realidad, el Pato no lo había amenazado, sino que se habían ido al arzobispado a quejarse, y el arzobispo le pegó una cachada, “en sentido figurado, por favor” al cura Serna, y lo mandó a patada limpia a Quirihuac.
Mientras yo contemplaba al cura muy de cerca, porque quería ser como el (no en todo, por supuesto), vi que una paisanita de unos quince a dieciséis años, pantorrilluda, llenando su balde de agua en la plaza se le acercó muy contenta, le dio un beso y le dijo “Hola Papá”, a lo que él contestó con un murmullo que no llegué a escuchar con claridad. Yo no entendí bien y supuse que así le decían, así como muchas paisanas acostumbran decir “papito lindo” cuando te quieren vender algo, y asumí que era un término puramente cariñoso, pero me pareció un poco extraño por decir lo menos, eso del besito y el abrazo. Así las cosas, me crucé con Beto, que conversaba con uno de los notables del pueblo, y que le venía diciendo,

-        Ah sí, el padrecito acá tiene como 8 hijos. Pero con mujeres buenas, no vaya ustéa creer ques con cualquiera  

¡Craaack… Chiuzzzzz… PFsttttsss…! Sentí que se había producido un corto circuito neuronal y juro que mis huevos se aflojaron de la presión a que yo los había mantenido desde Galindo. Fue como si hubieran dicho “raaaaaaahhhh…” así en voz baja como solíamos hacer en la clase. Aprovecharon que la mente se había descuadernado para tomar control.




Mientras tanto, pasaban miles de cosas por mi cabeza, pero la que sonaba por encima de todas era:
¿Y la memoria? ¿Y la paja? ¿Es cierto o no es cierto?

 Pero como en coro de fondo también escuchaba:

 ¿Y mi modelo a seguir? ¿Qué chucha pasó? ¿Pero si es cura, como ha hecho? “Yo me imaginaba que por ser cura las mujeres automáticamente cerraban las piernas con prensa. ¡Que craso error!”  ¿Y ahora, que hago? ¿Cómo es?
¿Ser o no ser? He ahí el dilema…    

El resto del campamento transcurrió para mí sin pena ni gloria, entre brumas y pedos del chancho de mierda, que siguió con la puta manía en el ómnibus.

Al llegar a Trujillo, decidí que el cura Serna era un pendejo, además de cacherito leré y yo un huevón por apuntar a un modelo a seguir tan bajo.

También concluí que una golondrina no hace el verano (en este caso, dos si incluimos al Pato) y que la religión y la fe iban por encima de estas cosas mundanas.

Mis huevos, por cierto, tomaron decisiones por su cuenta, con el agravante que ahora tenían un argumento a favor: “si hasta un cura…”. Me tomo algunos años acallarlos… pero siempre como que tuvieron una mente (o cabeza) independiente, que podía ir contra la razón y el sentido común en muchísimas oportunidades.

Pero eso ya es otra historia.

Finalmente, entendí perfectamente lo que significa ser “hijo de cura”.  Ah y por cierto, encontré a otro modelo a seguir: “Bill Clinton” Maestro!!!

Espero que entiendan que algunos recuerdos han sido reconstruidos de fragmentos de neuronas muertas o en estado catatónico, así que muchas de estas cosas pueden no ser absolutamente exactas.


¡Pero la memoria, el cura, la paja y los hijos son absolutamente ciertas!